Liderar en el mundo actual no solo requiere habilidades estratégicas, sino también una gran capacidad emocional. Las decisiones difíciles, el acompañamiento constante de los equipos y la presión por resultados terminan por drenar la energía de cualquier líder. La recuperación emocional ya no es un lujo; es una necesidad crítica para preservar el bienestar y sostener la capacidad de liderazgo a largo plazo. En este contexto, la coach ejecutiva Dina Denham Smith propone tres prácticas esenciales para afrontar este desgaste: reflexionar, replantear y restaurar.
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