La Historia
El mundo de las criptomonedas se ha despertado con una resaca monumental. Después de años luchando por ser aceptado en la mesa de los adultos, Bitcoin finalmente consiguió su silla, se comió el postre y ahora... se siente mal del estómago.
Espera, ¿qué está pasando?
Estamos en noviembre de 2025 y Bitcoin se acerca a su cumpleaños número 17 (el 3 de enero, marquen sus calendarios). Ya no es ese adolescente rebelde que vivía en los rincones oscuros de internet. Ahora es un adulto legal en el mundo financiero.
El auge: En los últimos años, el sector pasó de ser el chiste de Wall Street a ser el invitado de honor. Tenemos bancos lanzando productos crypto, reguladores estadounidenses que son fans declarados, y ETFs (fondos cotizados en bolsa) que hacen que comprar Bitcoin sea tan fácil como comprar acciones de Apple.
La cima: Todo este amor institucional llevó el valor de mercado de las criptomonedas a un pico de $2.5 billones. A principios de octubre de este año, un solo Bitcoin costaba la friolera de $126,000.
Entonces, ¿cuál es el problema?
Que la gravedad existe. Desde ese máximo de octubre, Bitcoin ha caído en picada hasta rondar los $93,000.
¿Por qué la caída si todo va “bien”?
Esa es la gran ironía. Crypto consiguió todo lo que quería, y eso lo dejó sin nuevos sueños que vender. Piénsalo así: Bitcoin es un activo especulativo. No genera ingresos (como una empresa que vende zapatos) ni paga dividendos. Su precio sube basándose en historias sobre el futuro.
En 2020/2021, la historia era “el dinero gratis del gobierno y el confinamiento”.
En 2023/2024, la historia era “vienen los ETFs y la aceptación real”.
En 2025, la historia fue “Trump y la regulación amigable”.
Ahora que todas esas cosas ya sucedieron, no queda una “próxima gran cosa” obvia que justifique que el precio siga subiendo. Los inversores compraron el rumor y ahora están vendiendo la noticia. Incluso cuando el banco central de Chequia compró $1 millón en crypto este mes, el mercado apenas parpadeó. En comparación con sus reservas totales, es una gota en el océano, y la mayoría de los bancos centrales siguen diciendo “no, gracias” a tener Bitcoin en sus bóvedas de seguridad.
El efecto dominó
Por qué esto importa a tu cartera (aunque no tengas crypto) Antes, cuando Bitcoin se estrellaba, era un problema de los “crypto bros”. El mercado de valores tradicional seguía con su vida. Pero el precio de la victoria es que ahora crypto y las finanzas tradicionales son compañeros de piso.
La conexión tecnológica
Bitcoin se ha vuelto menos volátil con los años, pero también se ha vuelto “amigo íntimo” de las acciones tecnológicas. Se mueven juntos.
La correlación: El índice NASDAQ 100 (donde viven las grandes tecnológicas) ha caído casi un 6% recientemente. Puede sonar suave, pero es una señal de alerta. Si el miedo se apodera de las acciones tecnológicas, arrastra a Bitcoin. Y viceversa: si los inversores de crypto entran en pánico y necesitan efectivo, podrían empezar a vender sus acciones tradicionales, creando un efecto contagio.
El factor apalancamiento
Aquí es donde entra la empresa de software Strategy (dirigida por Michael Saylor). Esta compañía se ha convertido básicamente en una apuesta gigante y apalancada sobre Bitcoin. Han pedido prestado dinero hasta las cejas para acumular unos $60 mil millones en Bitcoin.
El peligro: Por primera vez en dos años, el valor de mercado de Strategy ha caído por debajo del valor de sus tenencias de Bitcoin. Si el precio sigue bajando, podrían verse forzados a vender, lo que provocaría una “venta de liquidación” (firesale) que hundiría aún más los precios.
Qué observar ahora
La última esperanza (o “Hail Mary”)
Con los catalizadores normales agotados, los entusiastas están mirando hacia Washington con ojos de cachorro.
La Reserva Estratégica: En marzo, la administración Trump creó la “Reserva Estratégica de Bitcoin”. Suena impresionante, pero por ahora es básicamente un garaje digital donde guardan los Bitcoins que la policía ha incautado a criminales.
El sueño: Legisladores pro-crypto, como la senadora Cynthia Lummis, quieren que el gobierno deje de ser pasivo y empiece a comprar Bitcoin en el mercado abierto, especialmente ahora que el precio está bajando.
¿Qué pasará? Que el Tío Sam use el dinero de los contribuyentes para rescatar el precio de Bitcoin parece una posibilidad remota. Pero estamos hablando de la intersección entre la política de EE.UU. y las criptomonedas: si algo nos han enseñado los últimos 17 años, es que nunca debes decir “nunca”.



