En tiempos de cambio, los rituales de equipo pueden ser el punto de inflexión entre un equipo desmotivado y uno comprometido y productivo. Los rituales, entendidos como actividades colectivas con significado compartido, generan conexión, propósito y mejora continua dentro de los equipos.
Un estudio reciente encuestó a 929 personas en 60 países y aplicó rituales en una agencia publicitaria con 50 empleados distribuidos en Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Líbano. Los resultados mostraron que los equipos con más rituales tenían un 23% más de compromiso, 20% más de seguridad psicológica, 28% de mayor conocimiento interpersonal y un 22% de mayor satisfacción laboral.
Sin embargo, implementar y mantener rituales puede ser un desafío. Aquí se presentan cinco medidas clave para diseñar rituales efectivos que impulsen a los equipos.
1. Liderar con fe
El liderazgo es esencial para adoptar rituales. Sin el compromiso del líder, los equipos tienden a mostrar escepticismo. Un ejemplo destacado fue el de un director de operaciones en una agencia publicitaria, quien se convirtió en el principal promotor del proyecto, asegurando su implementación exitosa.
Es crucial involucrar a los miembros del equipo en la creación de los rituales. Por ejemplo, un equipo diseñó juntos un ritual de “check-in”, que pronto se convirtió en una práctica valiosa para fomentar la conexión y el compromiso.
2. Dotar de significado a los rituales
Para que los rituales sean efectivos, deben alinearse con los objetivos del equipo, su cultura y el propósito organizacional. Entre los principales fines de los rituales están la planificación estratégica, la gestión del desempeño, la mejora operativa, el aprendizaje y la construcción de relaciones.
Un ejemplo inspirador fue el de una ONG saudí que estableció reuniones mensuales para revisar procesos en lugar de resultados. Esto permitió identificar mejoras sin caer en culpas, logrando una evolución constante en sus operaciones.
3. Ser disciplinados con la participación
La clave para el éxito de los rituales es integrarlos firmemente en las dinámicas laborales. Deben considerarse tan importantes como las reuniones de negocio, con horarios definidos y participación obligatoria.
Para equipos nuevos en la práctica, se recomienda implementar rituales de forma secuencial, asignando responsables que se encarguen de la comunicación y el seguimiento de los resultados.
Un caso notable fue la agencia publicitaria mencionada, que adoptó con éxito nuevos rituales, convirtiéndolos en la base de sus operaciones diarias, incluso enfrentando cambios organizacionales.
4. Adaptar los rituales al contexto
Los rituales deben evolucionar con la organización. Revisarlos cada seis a 12 meses garantiza que sigan siendo útiles y relevantes. No temas ajustar frecuencias, eliminar rituales obsoletos o introducir nuevos que se adapten mejor a las necesidades actuales.
Un ejemplo fue una empresa global que diseñó actividades inclusivas teniendo en cuenta las restricciones culturales de sus empleados. Esto fortaleció la participación y el sentido de pertenencia.
5. Compartir el valor de los rituales
Los rituales suelen nacer en un equipo y luego se extienden al resto de la organización. Promover su valor, compartir plantillas y mejores prácticas, y apoyar a otros equipos en su implementación es clave para escalar los beneficios.
Cuando los rituales están bien diseñados, brindan estabilidad, conexión y propósito, convirtiéndose en una fuerza unificadora que ayuda a los equipos a enfrentar desafíos con mayor resiliencia.



