Dormir tarde no es motivo de vergüenza; los jefes que madrugan merecen más lástima que elogios
Como muchos trabajadores, paso gran parte del tiempo pensando en el sueño que no tengo. Después de sufrir tres vuelos de más de 18 horas en poco más de una semana, esta preocupación se intensificó. Coincidentemente, en este periodo surgieron en los medios historias sobre personas exitosas que se sacrifican con rutinas extremas de madrugar.
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