Cuando Alex entró en la oficina visiblemente abrumada, el instinto del líder fue claro: necesitaba ayuda, respuestas, soluciones. Tras escucharla brevemente, se puso manos a la obra: desglosar el problema, ofrecer estrategias, delegar, priorizar. El objetivo era ser útil, aliviar la carga. Sin embargo, la reacción de Alex fue inesperada: una distancia creciente, una carga que parecía intensificarse en lugar de disminuir. La revelación llegó más tarde: Alex no necesitaba estrategias, necesitaba presencia. No buscaba ser "reparada", sino sentirse "comprendida".
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Brieffy para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.