China convierte la regulación en arma estratégica: cómo el antimonopolio se volvió política exterior
El nuevo capítulo del enfrentamiento entre China y Estados Unidos ya no se libra solo con aranceles o restricciones a las exportaciones, sino con algo más sofisticado: la burocracia. Pekín ha aprendido a utilizar sus órganos reguladores, como la Administración Estatal para la Regulación del Mercado (SAMR), no solo para disciplinar a sus propias empresas, sino como un instrumento de presión geopolítica. La investigación recién anunciada contra Qualcomm —por una adquisición menor en Israel— no es una excepción; es una señal cuidadosamente calculada.
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